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13 días en Mongolia

70 millones de cabezas de ganado, 3 millones de personas, el país densamente menos poblado del planeta, estepas infinitas, temperaturas extremas y naturaleza virgen. ¡Bienvenidos a Mongolia!

Día 1: Desplazamiento

Tras 22 intensas horas de viaje desde Málaga hasta Ulán Bator, con escalas en Barcelona y Estambul, aterrizarás en el aeropuerto de Gengis Kan, listo para comenzar tu aventura en Mongolia.

Día 2: Baga Garzriin Chuluu (4h, 220Km)

Nada más aterrizar, Amara, tu guía de Siente Gran Mongolia, te recibirá junto con Chorko, el conductor, en un robusto todo terreno.

Tu primer destino será Baga Garzriin Chuluu, un antiguo templo destruido en el siglo XVIII donde vivieron dos generaciones de monjes. En este lugar recóndito rodeado de formaciones rocosas y un impresionante cañón, comenzarás la jornada con la emocionante visión de ovos, montones de piedras sagradas que los mongoles utilizan para pedir buenos augurios. Mientras exploras, podrás admirar la majestuosidad de los buitres esteparios que surcan el cielo, añadiendo un toque místico a tu experiencia.

Por la tarde, tu aventura te llevará a un encuentro inolvidable con la familia Tengel. Perdidos en mitad de la vasta estepa, la familia te acogerá con la hospitalidad característica de los nómadas mongoles. Munkh Bat, la matriarca, te enseñará a preparar empanadillas tradicionales, una experiencia culinaria que te conectará profundamente con la cultura local.

A medida que avanzaba la tarde, fuimos testigos de la ardua labor de alimentar a las crías huérfanas de cabra, oveja y vaca con biberones. Este acto nos recordó la dura realidad del invierno pasado (2023), uno de los más severos en 40 años, que cobró la vida de muchos animales y afectó a las familias nómadas.

Aunque el cansancio del viaje era palpable, nos retiramos a nuestro ger al anochecer, alrededor de las 19:00 h. Sin embargo, el jet lag nos brindó una inesperada recompensa: desde la llanura, pudimos contemplar una impresionante luna roja naciente, iluminada por relámpagos y acompañada por truenos distantes. Esta visión nocturna, surrealista y conmovedora, nos dejó una impresión duradera, marcando el inicio de nuestro viaje por la vasta y enigmática Mongolia.

Día 3: Tsagaan Suvarga (Estupa Blanca) (7h, 430km)

Te despertarás temprano (recomendamos entorno a las 6:30 h), y tras disfrutar de un desayuno típico partirás rumbo a la fascinante región del Gobi.

Tu primera parada será el impresionante acantilado de Tsagaan Suvarga (Estupa Blanca), desde donde podrás apreciar el vestigio de un antiguo mar triásico de hace 250 millones de años. Este paisaje te ofrecerá una vista espectacular y una conexión profunda con la historia geológica de Mongolia.

En Mongolia, no hay horarios estrictos para las comidas; se come cuando se puede. Tras explorar un poco los alrededores del acantilado, lo más cerca para almorzar es el campo turístico de la Estupa Blanca. Aquí, podrás degustar una sencilla pero deliciosa comida. En nuestro caso: ensalada de col, sopa de vaca, y arroz.

Prepárate para pasar bastantes horas en coche, ya que las distancias en Mongolia son enormes. Los descansos suelen realizarse en medio de la vasta estepa (la nada), lo que te permitirá disfrutar de la serenidad del paisaje mongol. Una de las paradas que hizimos fue en Dalanzadgad, la ciudad (capital) más grande de la provincia de Omnogovi con 20.000 habitantes. No había mucho que ver por lo que fuimos a un supermercado donde encontramos muchos productos importados y juguetes por el Día del Niño (1 de junio).

Esa noche nos hospedamos con la familia Ochir, en la zona de Gobi Gurvan Saikhan. Este matrimonio que vive con su hija y nieta de 3 años, se dedica al pastoreo de cabras y ovejas.

Día 4: Mukhar Shivert, Yoliin Am (Cañon del Quebrantahuesos) y Dunas de Khongor (5h, 200km)

Tras desayunar a las 8 h un poco té, pan con mantequilla, un huevo, y algo de fruta, hoy por fin te adentrarás en las dunas del Gobi.

Tu primera parada será el Mukhar Shivert (Cañón del Rincón Sin Salida), un lugar poco frecuentado tanto por turistas como por locales, pero que bien merece una visita, especialmente antes de mediados de julio, cuando aún puedes encontrar la cascada congelada. Este recorrido a pie es corto, unos 2 km de ida y vuelta, pero ofrece un espectáculo natural impresionante.

Después de maravillarte con este rincón, te espera un destino aún más sorprendente: el Cañón del Quebrantahuesos (Yoliin Am). Antes de adentrarte en él, te recomendamos una breve parada (10 min) en el museo del cañón para conocer las especies que podrías encontrar: buitres, camellos, cabras y ovejas montesas salvajes, picas, leopardos de las nieves, entre otros. Como curiosidad, nuestra guía nos contó que los machos de cabra montesa, al llegar a cierta edad, suben a los acantilados y, utilizando sus pesados cuernos, se suicidan para evitar la vejez.

Explora el Cañón del Quebrantahuesos, que debe su nombre a la especie de buitres que hay en la zona. Esta travesía de 6 km (ida y vuelta) te sumergirá en un paisaje singular: un cañón glacial que desafía la aridez del desierto del Gobi. Una imagen impactante que se te quedará en las retinas para siempre. No tengas miedo y con precaución llega hasta el final. Ah, si ves pintadas unas rayas en la pared eso es para indicar hasta donde llega el hielo en otras épocas del año.

Por cierto, en Mongolia hay muchos dichos relacionados con la protección de la naturaleza. Uno dice que si te llevas una piedra, esta perderá 3 años de su vida y tú tendrás 3 años de mala suerte. Otro, es que llaman a unos patos de color naranja «patos monjes» para que los niños no les tiren piedras y los mayores no los cacen.

Tras esta experiencia, solo te quedarán 4 horas en coche hasta las dunas del Gobi. Durante el trayecto, nosotros paramos a comer en una cantina local, donde degustamos carne de oveja, y observamos burros salvajes en peligro de extinción, que son difíciles de ver.

Prepárate para ascender a la duna más imponente y desafiante de Khongor (Duut Mankhan), con una pendiente superior al 80%. Esta cordillera de dunas tiene 15 km de ancho y nada menos que 130 Km de largo. En la base de la dunas, encontrarás un vibrante verde que se entremezcla con pozas y riachuelos, creando un contraste espectacular. Pasarás la tarde disfrutando, corriendo, saltando con una puesta de sol que te dejará sin aliento. Además, podrás descubrir porque se le llaman a estas dunas las «arenas cantantes o Singing Sands». Y es que cuando vas bajando las dunas escucharás el zumbido de la arena bajo tus pies.

Aunque la experiencia mongola auténtica es dormir con las familias, es ideal alternar con campamentos turísticos para poder asearte, descansar mejor, y cargar tus aparatos electrónicos. Nosotros este día dormimos en el campamento turístico Gobi Erdene. La noche nos sorprendió al regresar, pero gracias a Chorko, nuestro conductor, llegamos a tiempo para la cena y por fin pudimos ducharnos después de tres días de aventuras.

Día 5: Río Khonggoryn Gol y las Colinas Llameantes (5h, 190km)

Comienza el día en el borde norte de la duna bañado por el río Khongoryn. Un área sorprendentemente rica en vegetación, con montículos de hierba elevados por el permafrost, pozas llenas de renacuajos, y una gran variedad de aves. Este lugar es ideal para quitarte los zapatos y refrescarte en sus charcas.

Para disfrutar al máximo de este paisaje, monta en un camello bactriano por la ladera del río. Estos camellos, conocidos por sus dos jorobas, son endémicos de Kazajistán, China y Mongolia, y se adaptan a climas extremos. Nosotros lo hicimos gracias a una familia nómada que tenía camellos cerca de nuestro campamento.

El siguiente destino es Haw Tsgait, donde paramos para hacer un picnic. En la cima de este lugar puedes encontrar más de 1000 pinturas rupestres del Neolítico (de hace 5000 años) descubiertas en 2005. Además, desde aquí tendrás unas vistas impresionantes de la estepa.

Durante nuestra ruta hacia las Colinas Llameantes, aparte de ver los bosques de Haloxylon vivimos una curiosa anécdota. A pesar de los más de 40 años de experiencia de nuestro conductor, nos perdimos en dos ocasiones. Además, en una de las gasolineras, debido a que son pueblos pequeños y pasan pocos vehículos hay que ir a buscar al encargado, que suele estar haciendo otras tareas. Eso mismo nos ocurrió a nosotros para poder continuar nuestro viaje.

En las Colinas Llameantes (Bayazang), se encontró el primer huevo con embrión de dinosaurio, lo que las hace de gran importancia paleontológica. Su nombre se debe a que, al recibir la luz del sol, parecen arder. Aquí podrás disfrutar de un majestuoso atardecer sobre estas formaciones rojizas de la era Cretácica. Explora con cuidado, ya que la erosión por las lluvias ha revelado numerosos huesos de dinosaurios en la zona.

Terminamos el día cenando con la familia Llicge, quienes cuando llegamos estaban atendiendo a una yegua enferma. Esta fue una oportunidad única para aprender sobre las prácticas ganaderas locales.

¡Ojo! Los gers tienen camas duras y diminutas, por eso recomendamos si te es posible poner doble colchón (coger el colchón de otra cama) y llevarte un saco-sábana o un saco de dormir porque a nivel higiénico es mejor. Si volviéramos atrás, volveríamos a dormir en los gers, a pesar de no dormir del todo bien porque es la única forma de adentrarse en la vida nómada mongola.

Día 6: Esquilado de Camellos y Viaje a Arvaikheer (7h, 280km)

La familia Llicge tiene una mandada de camellos y hemos tenido la suerte de pillarlos en temporada de esquilar. Cada saca de lana de camello que recogen puede venderse por unos 300 € ( 7 €/kg).

Tras esta experiencia única te dirigirás a las ruinas del Templo y el río Ongi donde aprovecharemos para almorzar en el campamento turístico Secreto del Ongi. Este lugar no solo te brindará una deliciosa comida, sino también la oportunidad de explorar sus pocas vistosas ruinas. Este templo tenía 42 escuelas (1700 – 1937) pero por la purga del comunismo lo destruyó En su momento fue el templo más importantes de la zona del Gobi. Si vienes a este templo intenta que coincida con los días del calendario lunar para así poder contemplar al monje y sus rezos (8, 15, 25 y 29 de cada mes).

Tras un trayecto de 4 horas, llegarás a Arvaikheer, capital de la provincia del Övörhangay. Este será tu primer hotel del viaje, lo que te permitirá disfrutar de algunas comodidades modernas. La ciudad, con 35 mil habitantes, conserva numerosos recuerdos de su pasado comunista y es poco frecuentada por turistas. Aprovecha para recorrer sus calles y disfrutar de la interacción con los locales, especialmente con los niños que te saludarán entusiasmados.

De regreso al hotel, no dejes pasar la oportunidad de disfrutar de un masaje craneal por solo 4 € o un relajante masaje de espalda de 30 minutos por 8 €.

Día 7: Valle de Naiman (4h, 120km)

Continua tu viaje hacia el norte. Las vastas llanuras empezaran a teñirse de un verde vibrante con una vegetación cada vez más abundante. Durante tu viaje pasaras por pueblos, muy diferentes de lo que estás acostumbrados en occidente. ¡Ojo, si quieres hacer pipi durante el camino, tendrás que buscar la manera ya que no te podrás ocultar (son todo llanuras, no hay árboles).

Nuestra nuevo hospedaje pertenece a la familia Tsagianaa que se dedica principalmente al cuidado de yaks. Por la tarde, os recomendamos explorar el hermoso Lago Shireet en Naiman. Puedes hacer una ruta de senderismo de aproximadamente 3h y media, recorriendo a pie unos 7 km alrededor de sus serenas aguas.

Al regresar, nos esperaba una reconfortante sopa de carne seca de yak. La familia estaba reunida, los hijos habían regresado de la ciudad en sus vacaciones estivales y éramos más de diez personas compartiendo anécdotas y risas.

Cuando el frío de la noche comienza a sentirse no olvides encender la chimenea interna, alimentándola con estiércol seco de yak/vaca, una fuente de calor tradicional. En nuestro caso las temperaturas bajaron hasta los 2º C.

Día 8: Valle de Orkhon (5h, 140km)

Despídete del frío y de la adorable familia Tsagianaa, y pon rumbo a la región de Övörkhangai, lugar de origen de nuestra guía Amara. Cerca de Bat-Ölzii, su pueblo natal, dormirás con la familia Baask, amigos de la infancia de Amara.

La bienvenida fue espectacular. Nos invitaron a snifar rapé (naswar, tabaco en polvo por vía nasal), una tradición local que usan para comenzar las tertulias.

Uno de los momentos más emocionantes fue lanzar pedazos de carne al aire, viendo cómo las águilas ratoneras se lanzan en picado, que pasaban casi rozándonos como si estuvieran cazando. Este divertido juego es algo muy común entre los niños mongoles.

Después, y como no puede ser de otra manera, tienes que aventurarte en un emocionante paseo a caballo mongol, desde la familia Tsagianaa hasta la cascad Cascada Roja (Ulaan Tsutgalan). Esta experiencia de cuatro horas, a trote y galope a través de llanuras repletas de ganado a pesar de reventarte la espalda (si no estás acostumbrado) es indispensable. Al compás del «arre, arre», que en mongol es «xuu xuu» recorrerás unos 20 km, hasta llegar a la única cascada permanente de Mongolia.

De regreso al campamento cocinarás junto con la familia el plato más tradicional de los nómadas, khorhog, oveja cocinada con piedras calientes. Te ofrecerán airag, leche fermentada de yak o yegua, con muy poco alcohol y que beben hasta los niños pequeños.

Togtoj, la matriarca de la familia, junto con sus cuatro hijos, nos ofrecieron una hospitalidad sin igual. Su ger estaba impecablemente cuidado y decorado con esmero. Recomendamos totalmente dormir con ellos.

Día 9: Monasterio Tuvkhun (4h, 100km)

Hoy partes rumbo al Monasterio Tuvkhun, fundado por el monje budista Zanabazar en el siglo XVII. El templo se encuentra en un enclave frondoso con unas vistas impresionantes del Parque Nacional Kharkhorin.

Antes de comenzar el viaje, Togtoj nos sorprendió sacando unos trajes típicos mongoles (deel), que suelen usar ellos para momentos ceremoniales. Es normal encontrarte a los pastores con este tipo de vestimenta porque facilita el trabajo en el campo.

Para ir al Monasterio Tuvkhun, situado a más de 2000 metros de altura, tendrás que hacer un trekking de unos 8km ida y vuelta. Este lugar fue fundado en 1654 por Zanabazar con el propósito de meditar y allí fue donde él creó el Soyombo (símbolo de Mongolia), por ello es un sitio de peregrinaje por excelencia. Actualmente, hay varios templos y un ger donde vive el monje que cuida de este entorno. Dejando atrás los templos y subiendo (casi escalando) unos metros más, encontrarás una cueva diminuta que simula un útero. Debes entrar de cabeza y, sin apenas espacio en el fondo, volverte, esto simboliza tu propio renacimiento y la liberación de tus pecados (no recomendado para claustrofóbicos).

A la vuelta, tu conductor te tendrá preparado un picnic con las empanadillas más típicas mongolas para que puedas disfrutar del impresionante paisaje.

A unos 60km está la ciudad de Kharkhorin, la antigua capital del Imperio Mongol. Allí podrás visitar el Museo de Kharkhorin. Te recomendamos que tu guía te acompañe en esta visita porque sino no merece la pena. Nuestra guía Amara nos ofreció una espléndida explicación de la historia del imperio, destacando su grandeza y legado.

Pasamos la noche en Family Guesthouse. No lo super recomendamos, precio/calidad normal.

Día 10: Templo Erdene Zuu y lucha Mongola (4h, 380km)

Nada más levantarte te dirigirás al Templo Erdene Zuu, el monasterio budista más importante y antiguo de Mongolia. Muchas de las piedras de la antigua ciudad de Karakorum se utilizaron par ala construcción de este monasterio que casi estuvo a punto de desaparecer por el comunismo.

Te recomendamos que vayas aquí con una guía para poder entender la importancia de este lugar y la historia que hay detrás de cada espacio, escultura o telar. Nuestra guía Amara nos guió a través del conjunto de templos que hay nada más llegar a la izquierda. Una detallada explicación que nos dejó sorprendidos y nos quitó esa idea que teníamos antes de ir de que no valía la pena. Habíamos leído en algún que otro blog y a youtubers de viajes diciendo que no lo recomendaba, pero estamos totalmente en desacuerdo siempre y cuando vayas con un guía.

Tras una parada en el camino para almorzar en un bar de carretera, llegamos a Ulán Bator. Si tú estancia no coincide con el Festival Nadam, busca el estadio de lucha Nacional de Mongolia para no perderte la lucha nacional, un deporte profundamente arraigado en la cultura mongola.

Eramos los únicos extranjeros ese día, y tuvimos la oportunidad de interactuar con los luchadores y los cantantes de Khoomei (canto largo), la música más tradicional de Mongolia.

La cena esa noche fue algo más occidental, después de diez días disfrutando de cabra, oveja, yak y yegua, hoy comimos en un restaurante italiano que recomendamos: DeQuattro by Rosewood

Día 11: Ulán Bator

Este día lo dedicarás a explorar por tu cuenta, sin guía ni itinerario fijo.

Te recomendamos comenzar adentrándote en el casco antiguo de la ciudad, donde explorarás varios templos históricos. Comienza por el templo más imprescindible de la ciudad: el monasterio Gandan y su imponente Buda Gigante de Gandan de 26 metros de altura. También conocida como Migjid Janraisig, esta obra monumental es un símbolo de la devoción budista en Mongolia y una parada obligatoria en la ciudad. Gandantegchinlen, se traduce como «el gran lugar de la dicha completa», lo que refleja su importancia en la tradición budista tibetana. El monasterio es un símbolo de la resiliencia del budismo en Mongolia, especialmente porque, durante el período comunista, cuando la mayoría de los templos fueron destruidos o cerrados, Gandan permaneció en funcionamiento y se convirtió en un refugio para la práctica religiosa. En ese mismo área, encontrarás:

  • Jud Datsan, donde los monjes practican rituales diarios, incluidos cantos, meditaciones y ceremonias de purificación. El ambiente en Jud Datsan es sereno y meditativo, ofreciendo a los visitantes la oportunidad de observar la vida monástica y participar en las prácticas budistas si lo desean.
  • Khan Bank, en la misma ubicación que este banco, en la primera planta encontrarás un lugar de rezo, canto y devoción budista. Aquí podrás adentrarte realmente en el día a día de los budistas.
  • Instituto de Luz Universal (ОРЧИЛ ГЭГЭЭ ХҮРЭЭЛЭН), esta zona de templos que sólo se puede ver por fuera merece una visita ya que parece ser que es la escuela budista.

Tu siguiente destino será el Templo de la Madre de la Misericordia (Choijin Lama Temple) y la Plaza Sukhbaatar, el corazón vibrante de Ulán Bator. Aquí, te recomiendo detenerte para contemplar el monumento a Sukhbaatar, el héroe nacional que lideró la revolución por la independencia de Mongolia, y la majestuosa estatua de Gengis Kan, ubicada frente al edificio del Gobierno Central. Este lugar es ideal para sumergirte en la historia moderna del país mientras disfrutas de la arquitectura y el animado ambiente de la ciudad.

Por la tarde, dirígete a Naraan Tuul, conocido como el «Mercado Negro», es el mercado al aire libre más grande de Ulán Bator. Aquí encontrarás de todo, desde ropa tradicional mongola hasta recuerdos y alimentos. Es un lugar vibrante y auténtico que te sumergirá en la vida cotidiana de Mongolia. Sin embargo, mantén tus pertenencias seguras, ya que aquí hay muchos carteristas.

Nosotros comenzamos con una visita al Museo de Historia Natural de Mongolia, donde puedes ver muchos de los huesos de dinosaurios que se han encontrado en este país, sin embargo, te recomendaría esperar para visitar el nuevo museo que se está construyendo en las afueras de la ciudad, que contará con exhibiciones sobre dinosaurios y probablemente esté mucho mejor ya que este no merece la pena (en 2024 aún no se sabía fecha de apertura).

Para terminar el día, sube a la última planta de este edificio para ver las vistas de la ciudad de Ulán Bator. Puedes subir, ver las vistas e irte o tomarte algo allí: un cóctel, cerveza o un refresco.

Día 12: Estatua de Gengis Kan, Familia Kazaja y Parque de los Caballos Salvajes (3h, 265km)

Este último día comienza dirigiéndote con tu guía a la Estatua Gigante de Gengis Kan a caballo. Esta colosal estatua de 40 metros de altura se alza majestuosamente en la estepa, recordándote la grandeza del líder que fundó el Imperio Mongol. Sube al mirador ubicado en la cabeza del caballo, desde donde podrás apreciar vistas impresionantes de los alrededores, y explora el museo en la base de la estatua para aprender más sobre la vida y legado de Gengis Kan.

Nosotros no subimos ni al mirador ni al museo porque nuestra guía nos dio todas las explicaciones y las vistas no dejan de ser estepas.

Luego, continúa tu viaje y visita a una familia kazaja Ibrahim en el distrito de Ulan Batar: Nalaig, a 1:30h de la capital. Los kazajos, representan el 4% de la población de Mongolia, tienen su propia lengua, mantienen sus costumbres y son musulmanes, pero tienen nacionalidad mongola. Te recibirán calurosamente ofreciéndote sus aperitivos más tradicionales dentro de una yurta (ger) mucho más grande y decorada, y te mostrarán particularidades ancestrales de su cultura junto con la costura tradicional.

Después de despedirte de la familia kazaja, dirígete al Parque Nacional Khustai, famoso por ser el hogar de los caballos salvajes de Przewalski. Estos caballos, conocidos localmente como takhi, son la única especie de caballo salvaje que aún existe en el mundo. Explora el parque con la esperanza de avistar a estos majestuosos animales en su hábitat natural. La experiencia de ver a los caballos salvajes en libertad será inolvidable, y aprenderás sobre los esfuerzos de conservación para proteger esta especie en peligro de extinción.

A pesar de estar en la lejanía pudimos ver a los caballos salvajes, tuvimos la suerte de ver a 100 marmotas y toparnos con un increíble arco iris tras una fuerte granizada. El cierre ideal para una experiencia única en país espectacular del que se sabe bastante poco en occidente.

Día 13: Desplazamiento

Volvemos de regreso a Málaga haciendo una transbordo en Francfort de 7h que aprovechamos para ver la ciudad.

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